La situación es el siguiente:
Mi madre les cuenta el cuento de Blancanieves (¿verdad que no os extraña que fuera precisamente este?).
Estel: Mira ‘iaia’, la bruja tiene una verruga muy grande en la nariz
Iaia: ¡Uy, sí! ¡Qué verruga más grande!
Estel: mamá también tiene una verruga (tengo una pequeña verruga en uno de los lados de la nariz)
Iaia: Ya, pero mamá no es una bruja.
Ona: ¡A veces sí!
(Silencio. No sé si ponerme a reír o llorar. La verdad es que me cuesta aguantarme y no explotar de risa)
Después de esto, ya puedes intentar explicar que las tres jugamos a interpretar el cuento de Blancanieves. Cada vez nos intercambiamos los papeles. Un día una hace de Blancanieves, la otra de cazador, de bruja o de príncipe. Da igual, ya puedo intentar explicarlo, porque suena a justificación, después que tu hija acabe de decir toda convencida de que a veces su madre es una bruja.
Al margen de la anécdota, es de aquellas situaciones que siempre has escuchado. "A partir de ahora, depende de qué cosas ya no se pueden decir delante de los niños, porque lo explican todo". Ahora ya lo sabéis, a veces... soy una bruja. Pero de las buenas, ¿eh?
Los niños a veces son DEMASIADO sinceros. Me parto.
ResponderEliminarJajajaa,justamente acabo de colgar un post hablando de la sinceridad de los niños, aquello de los niños y los borrachos siempre dicen la verdad,jejeje.
ResponderEliminarun abrazo de bruja a bruja
Toda madre llevamos una bruja dentro... jajaja....
ResponderEliminarjajajaja pues sí, muchas veces hay que tener cuidaito con lo que se dice... pues no sabes por donde van a salir!!
ResponderEliminarbesos
que bueno....creo que Ona te tiene bien calada eeeeh??
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