28 abr 2015

Una nueva manera de entender el tiempo

La fecha de hoy es 28 de abril +6 VDM.

Hubo una época de mi vida en que el mundo se dividía en dos tipos de personas. Las que habían (habíamos) leído El señor de los anillos y las que no. Las que eran (éramos y somos) fans de Star Wars (el original) y las que no. Ahora mismo se podría dividir el mundo en las personas que están locas (estamos) por Patrick Jane y las que no. Pero antes, estas divisiones no afectaban al tiempo. La única medida del tiempo era la clásica. Antes de Cristo / Después de Cristo, ayer / hoy / mañana, la semana que viene, el año pasado, en un futuro ... SIMPLE. Todo era simple y así  estaba establecido.

Desde hace seis años, algunas veces tengo la sensación de que mi manera de entender el tiempo ha cambiado. Que sólo hay dos épocas y dos maneras de entenderlo.

La VAM: la vida antes de las mellizas
La VDM: la vida después de las mellizas

Es como un tren que avanza inexorablemente.

Hay cosas que me recuerdan a una estación lejana, que dejé atrás. Era la estación de "Mi vida de antes". Aquella en la que podía improvisar salir de la Universidad, o del trabajo, e ir a tomar una cerveza. O ir al cine. O coger el tren e ir a Barcelona a ver una película que sólo echaban en un cine en concreto. Era aquella estación donde una comida se alargaba yse  alargaba y acababas jugando al Trivial con apuestas absurdas hasta la madrugada. Y donde podías planificar un fin de semana el viernes por la noche. O incluso sábado por la mañana. Donde ibas a la peluquería sin planificarlo y cuando justo pensabas "me tengo que ir a depilar" el momento llegaba de inmediato ... sólo pasaban unas horas y no tres o cuatro semanas. No sabías que eran ni los dosieres de lectura, ni las bolsitas de los desayunos, ni hacías colección de botellas de agua vacías porque podían ser útiles de decoración de San Jorge ... y no teníamos ni idea de qué era el Apiretal o el Dalsy. En el CAP, mirábamos de reojo eso de “área pediátrica”. En la VAM, escuchábamos la música que nos gustaba, de los grupos que seguíamos.

Hay veces que echo de menos cosas de mi VAM. Me gustaría volver a ratos, desconectar un momento, volver a aquellas tardes que cogía un libro y si me enganchaba no paraba hasta que leía las últimas líneas. O aquellas tardes que comenzaba con La guerra de las galaxias y por mucho que lo intentara siempre terminaba viendo también El imperio contraataca y El retorno del Jedi.



Pero mientras pienso en ello, oigo que alguien grita "Maaaaaaaaaaaama", y aterrizo de nuevo, 28 de abril +6 VDB. Vienen corriendo con una sonrisa y me cantan una canción divertida que han aprendido y que las hace reír hasta que les duele la barriga. Y estampan un beso de esos que hacen mucho ruido en mi mejilla. La VDM, la vida después de las mellizas, es toda una aventura, que no cambiaría por nada. Bueno, sí, por unos pequeños momentos de escapada a la Vida antes de que ellas llegaran.

13 abr 2015

Sobre novios y novias



Las pequeñas no se agobian demasiado con el tema novios y novias (lo digo porque a veces oigo conversaciones y flipo cuando todos los niños de P3 ya están emparejados y parece que seas un bicho raro si no te hablas con los consuegros).

Hoy, mientras comíamos, ha salido el tema.

Estel: "Tú y papá antes erais novios, ¿verdad?"
Yo: "Sí, todavía lo somos de novios"
Ona: "Yo no tendré novio ni bebés, así estaré más tranquila (lo dice con un aire de suficiencia que no sé si ponerme a reír o llorar). Haré lo que quiera, estaré tranquila y no tendré que correr " (nos debe ver correr a nosotros)
Estel: "Mamá también siempre cuenta que ella no quería niños y mira, nos tuvo a nosotras dos"
Yo: "Y me alegro mucho"
Ona: "Bueno, ya lo veré cuando sea mayor", ríe.
Estel: "De todos modos Ona, tú y yo tenemos novias, porque con Marta y Laia viviremos en Barcelona".
Ona: "Ah sí, es verdad"


(Marta y Laia son dos gemelas de su clase, y ahora son sus amigas-super amigas. Lo que más les gusta de irse a vivir juntas a Barcelona, ​​dicen, es que cada día comerán fuera, de restaurante. ¡Mira si son listas!)

8 abr 2015

¿Niñofobia o bordes al cuadrado?


El señor Murphy ha vuelto a actuar. Falta que digas “suerte que eso no nos ha pasado nunca, o nunca tan bestia” para que ¡patapam! . Con el título del post ya podéis imaginar de qué os hablo. Empezó con la famosa foto y comentarios de alguien a quién le molesta una mamá y su bebé en un tren.  En estas discusiones lo tengo muy claro y muchas veces lo he expuesto. Lo resumía perfectamente Anabel, de la Nave de V, en un tweet (Decía: El planteamiento de @Renfe es tan erróneo, en vez de vagones sin niñxs deberían pensar en poner vagones PARA niñxs, con ludoteca por ejemplo) Estoy de acuerdo con vagones de tren silenciosos, incluso vuelos y restaurantes y hoteles sin niños. Pero sólo cuando haya vagones preparados para familias y aviones que piensen en cómo viajas de Londres a Sidney con un bebé, por ejemplo. Así que a raíz de las interesantes reflexiones que se crearon, me pareció muy interesante el #stopniñofobia que propuso Orquidea Dichosa.

Así que cargada de pilas y sensible con el tema, pasamos estos días fuera con unos amigos. En total, 4 niños. Tres de seis años, una mayor, de 11. El domingo estábamos tomando café, después de comer, y mi marido pasó el aspirador. Nos pareció oír unos golpes en la pared. Pero creíamos que debía ser otra cosa. El lunes (nuestros amigos ya se habían ido), las peques estaban preparando una obra de teatro después de comer y cantaban las canciones. Suena el timbre. Son los vecinos. Sin decirnos ni ‘bonjour’ (estábamos en Francia), nos dicen que las niñas están cantando y que molestan mucho y que por favor que no hagamos ruido. Me quedé tan alucinada que en ese momento no supe ni qué contestar. Por educación les dije que bajaríamos el tono.  Eran las cuatro de la tarde.

Pero toda la tarde estuve cabreada. Sí, las peques cantaban. Y sí, a veces las peques chillan. Y hablan alto, y juegan. Y saltan. Pero siempre respetamos los horarios habituales de los sitios dónde vamos. Y si se pasan somos los primeros que les pedimos que ‘keep calm’. No hacen ruido a primera hora de la mañana, ni por la noche. Estaban cantando. Y luego recordé algo. El año anterior, coincidimos con ellos también. Dos veces en 10 años. ¡Hemos coincidido dos veces en 10 años! Pues el año anterior, sin conocerlos de nada, pararon a otros amigos y les preguntaron qué cuando nos íbamos a ir, porque hacíamos ruido y ellos iban al apartamento a descansar. ¡Suerte que son una pareja joven!

Pues mirad, guapos. Si no queréis oír nada, os buscáis una cabaña aislada en el bosque. Si os molesta el ruido a la más mínima, os compráis tapones para los oídos. Si os molestan los niños, me sabe mal. Ellas están en su apartamento, y si quieren preparar un musical, que canten y bailen. Y yo añadiré que sois unos bordes y bastante mal educados, porque lo de los porrazos en la pared fuisteis vosotros.


Así que antes de irnos, me fui decidida a su apartamento para decirles que nos íbamos, que finalmente estarían tranquilos y preguntarles si venían alguna vez más al año (en mi modo sarcástico ON). Pero... NO ME ABRIERON LA PUERTA. Estaban dentro Y NO ME ABRIERON LA PUERTA. Así que me tuve que ir con las ganas de soltarlo. Y eso me cabreó. Estuve mal todo el viaje. Me cabreó que me hicieran sentir mal, o que las niñas hacían algo que estaba mal hecho.

Por suerte, ya tengo el discurso preparado para el próximo año. Y no me quedaré callada.