
Ante estas incertidumbres, las utilizamos para anunciar a la familia que esperábamos gemelos. Les dijimos que nos habíamos hipotecado, '¡y de qué manera!. Todos cayeron. El paso siguiente era preguntarles si querían ver el mapa de nuestra hipoteca y les enseñábamos la ecografía. "Veis la manchita?". "Y algunos respondían ... hay dos! ". Sí, sí ... dos manchitas. Son gemelos. Fue la locura de la familia (supongo que la mitad ya daban por hecho-dábamos, me incluyo-, que eso de los hijos no era para nosotros). Poco podíamos imaginar que la "bromita" de la hipoteca sería absolutamente premonitoria.
Pronto descubrimos que la invasión twin se basa en el negocio twin. Cochecitos dobles, cunita, cunas, sillas para coche, hamacas ... pero no sólo eso, sino que cada uno de estas operaciones requiere su máster correspondiente. Es fascinante ver la cantidad de cosas inútiles que se pueden llegar a vender a unos padres embarazados. Me gusta pensar que el hecho de esperar gemelas nos hizo tener los pies en el suelo en muchas cosas y darnos cuenta en que habíamos de relativizar muchas otras.
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