13 sept 2013

Normalidad normalizada

Tengo la sensación de que escribo este artículo cuando todo el mundo ya ha hablado del inicio de curso. Pero hasta hoy, segundo día de escuela, no me he atrevido del todo a hacer balance. Todo el mundo me preguntaba si ya tenía ganas (yo) que las niñas comenzaran el curso y sobre todo, si ellas tenían ganas. Yo tenía ganas porque de alguna manera significa volver a la rutina de toda la familia, con nuestros horarios de trabajo, y los suyos de la escuela. Además, yo me había incorporado al trabajo el 12 de agosto, de modo que hemos hecho diez mil combinaciones posibles para que las niñas pasaran estas semanas de agosto bien cuidadas (ay, el gran tema de la conciliación). Y las niñas ni siquiera han hablado de si tenían ganas de ir a la escuela o no. Este verano lo han pasado tan bien, ha sido tan variado y han hecho tantas cosas que sufría un poco pensando que harían un drama de volver a la escuela (porque es verdad que estas dos pequeñas a veces tienen unas reacciones muy extrañas, cosas que piensas que les encantarán se ponen a llorar y al revés). Una semana antes de empezar les explicamos quiénes serían sus maestras, y estuvieron muy contentas. Ya las conocían, por lo que esto hace la reentrada un poco más fácil.

Jueves, 12 de septiembre. Primer día. Como la escuela inaugura un nuevo edificio, por motivos de trabajo me puedo escapar y por lo tanto, puedo acompañar las niñas en la clase el primer día. Sufro hasta el último momento, porque no sé si es la mejor opción, porque a veces hacen más drama que otra cosa. Pero a mí me hace mucha ilusión y ellas están muy contentas. Ona tiene un momento de ponerse a llorar, pero se le pasa muy rápido. Cuando las voy a buscar por la tarde, están muuuy contentas y me cuentan todo lo que han hecho, con quién han jugado, etc.... Todos los compañeros están muy felices de reencontrarse, de modo que al salir de clase vamos todos al parque y jugamos un rato más.

Viernes, 13 de septiembre. La prueba de fuego, porque quizás el primer día va muy bien y al segundo la cosa se ​​tuerce. Ningún problema por la mañana. Salen de nuevo radiantes de la escuela. Emocionadas y felices.


Y en cuestión de un día, el hecho de que se hayan hecho muy mayores, se ha hecho oficial. No sé cómo explicaros esto. Incluso nosotros notábamos que este verano, Ona y Estel habían crecido mucho (y eso que teóricamente en casa no lo notas tanto, siempre lo ven los de fuera, estas cosas). No sólo habían dado un buen tirón, sino que sus conversaciones, razonamientos, lógica... son ahora mucho más " llenas" y complejas. Ya no es que todo el mundo te comente... ellas también lo han decidido. Desde hace dos días, su actitud es diferente: "Ahora somos de P5 “, dicen. Y este "Ahora somos P5 “, lo aplican a muchas cosas. Se han hecho mayores, y por un lado me cae la baba, y por otro, me pregunto dónde están aquellas niñas pequeñitas... y de rebote, entiendo a la perfección aquella frase de " el tiempo pasa volando”.

2 comentarios:

  1. Es cierto, el tiempo pasa volando Nuia. Mis mellizos tambien han empezado el cole de los mayores de la mejor manera. Felices y despidiendose de mi con un "te quiero mami, hasta luego". Ni que decir que la baba se me caia a raudales. Un beso!

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  2. Maravilloso ¿verdad? Hace nada bebés adictos al biberón o la teta.... y ahora te dicen "soy de P5" es un SOY MAYOR... y no saben que les queda la vida por delante... :)

    Me has emocionado con este post

    un beso

    y sí... el tiempo vuela (lagrimas fuera!!)

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