21 ene 2014

Una lección impresionante: tus hijos siempre te sorprenderán

Fotografía de una de las páginas del libro 'Macy y Nil van al dentista' de Ediciones Serres

Ya lo sabía, pero hoy he tenido una nueva e increíble demostración de cómo nuestros hijos nunca dejarán de sorprendernos, que nos darán lecciones de vida a diario y que nos demostrarán cómo llegan a ser de valientes. Gracias Ona por la lección de hoy. Estoy muy contenta de tu reacción.

Hace unos días os contaba que la caries de Ona se había complicado, era muy profunda y podría tocarle el nervio. Me preocupé con la posibilidad de una pulpotomía, y después de la reacción de la niña por una simple revisión, de pensar en tener que hacer una intervención y una sedación. Desde aquel día no hemos hablado demasiado de la visita médica, pero el viernes se me ocurrió mirar en la biblioteca si había algún libro de algún animalito simpático que fuera al dentista. Y lo encontramos: Maisy y Nil van al dentista (Lucy Cousins, Ediciones Serres). Pero Ona se cerró en banda y ni siquiera quería mirarlo. Empezó a bromear que cuando fuera al dentista sería una chincheta ( ¿¿¿ ¿ ? ? ? ? ? ) muy valiente. Y el sábado vio un pequeño juguete de Lego y me preguntó que si se lo compraría si el martes podíamos curar el "diente que está mal". El lunes por la noche quiso leer el cuento con su padre.

Martes, 21 de enero. Hoy. Quién no ha dormido de los nervios he sido yo. Y durante todo el día he estado muy preocupada. Hemos ido su padre y yo con Ona al dentista, cargada con la cámara de fotos para ver su última excursión y algunos vídeos (como me recomendó @desmadreando ) para distraerla. He cogido su doodoo (en plan arma secreta para consolarla). Pero Ona estaba tranquila. "La liará cuando tengamos que entrar”, pensaba yo. Se impacientaba. " Mama, ¿que no vamos dentro?”. Nos llaman.

Ona entra y se tumba en el sofá de la dentista. Son muy amables, y le empiezan a preguntar por la escuela, por su clase, por su doodoo... Ona se tumba más y abre la boca. Le pinchan la anestesia. Ni se mueve. Esperamos que le haga efecto. De una manera muy dulce la dentista le va explicando lo que le hará , los ruidos que oirá, como notará una sensación extraña dentro de la boca ... y le dice que no se asuste , que si necesita algo sólo tiene que levantar la mano y pararán. Estoy paralizada en una silla. La dentista es la misma a quien 15 días antes le había hecho un "show" durante la visita. Se me queda mirando, alucinada. Voy viendo la evolución, y la chica me confirma que SÓLO es una caries, aunque muy profunda. No le toca el nervio. Me fijo en las manos y los pies de Ona. Está estirada. Coge el doodoo de una manera relajada, sin apretar y sin tensión. Y me doy cuenta que quien en realidad está apretando con mucha fuerza el asiento de la silla con las manos soy yo. Muerdo con fuerza y una gota de sudor me cae por la espalda. Qué sensación más dura está allí mirando cómo le hacen la obturación. Al final la pequeña ya se cansa y empieza a demostrar signos de nerviosismo.


Ya está. Nada más salir hemos ido a comprar su pequeño regalito. Y lo primero que le ha explicado a Estel, su hermana melliza, es que "tengo hinchada la mejilla, mira, tengo el labio como dormido”. 

4 comentarios:

  1. ¡Me alegro que no haya tocado el nervio! pero sobre todo me alegro porque verás que ese pequeño GRAN logro lo recordará de por vida....y ese juguete también...jamás olvidaré mi castillo de Greiscol :P y cuando tocaron las anginas fue el árbol de los osos amorosos :P ¡Enhorabuena a la madre por haber estado tan valiente también! Un besote desmadroso

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  2. ¡Bien! Me alegro de que no haya tocado el nervio y de que Ona haya sido tan valiente. Sí, los peques nos dan grandes lecciones.
    Un beso :)

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  3. Que bien! La verdad es q a veces creemos que sabemos lo que pasará y así nos sorprenden sin mas. Me alegro. Un beso a esa campeona :-*

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