27 feb 2013

El día que dejé de ser yo


Recuerdo perfectamente el día que dejé de ser yo. Fue en septiembre de 2009. Tenía 37 años, que me habían costado bastante de forjar. Una carrera profesional, varios cursos, cinco idiomas, muchos viajes, horas y horas de lectura y multitud de experiencias vitales se volatilizaron en cuestión de segundos.

El primer día de guardería de las pequeñas dejé de ser Núria. Pasé a ser (en el mejor de los casos) la mamá de Ona y Estel. Y en un caso un poco peor, pasé a ser la mamá de “las mellizas”. Yo, mi yo más personal, más claramente marcado por mi carácter y mis pensamientos, se esfumó. Y pasé a formar parte de un grupo de madres y padres (mayoritariamente madres) que se podría denominar como “las mamás de la guardería”. Debo deciros que no me gustó nada esa sensación. No me gustaba nada esa uniformidad de un grupo de mujeres que nuestro único tema en común eran los niños de nuestra clase. No estaba acostumbrada a ello e intenté “escaparme” un poco de los tópicos. Pensé: “Sí, claro. Soy la mamá de Ona y Estel. Con estas otras mamás vamos a compartir mínimo dos años. Necesito saber cómo se llaman y dar valor a su nombre. Quizás ellas también piensan que se están esfumando”. No quiero decir que conociera ni congeniara con todas, pero por los menos, con las que creé más afinidades, la relación traspasó esta línea.



Lo conseguí sólo con algunas mamás. Ahora, en la escuela nueva, mi esfuerzo es mayor. Compartiremos muchos años de la educación de nuestros hijos, y su vínculo es también el nuestro. Me alegro de ir a cenar con algunas de estas mamás, y compartir con ellas más que las historias de nuestros hijos. Me gusta saber sus nombres y poder hablar de aficiones y expectativas. No es fácil con dos clases (50 niños, un centenar de adultos... no es tarea fácil).

Porque sí, porque es agradable volver a ser Núria. Igual de agradable (y orgullosa) que es ser “la mamá de Ona y Estel”, pero para mí es muy importante recuperar estos espacios. En todos ellos me siento cómoda, pero a veces es vital que nos reivindiquemos. A veces es muy fácil olvidar quién hay detrás de esa “mamá de”…

Este artículo es mi colaboración de este mes en De mujer a mujer y ahora ellos también

9 comentarios:

  1. Cuanta razón tienes. Yo ya llevo más de tres años siendo "la mamá de Daniel" y más de uno siendo "la mamá de Iván" Y aveces tan sólo "Mamá". Es curioso que ya desde el materno empiezan a llamarte mamá a secas.

    Por cierto te he dejado un premio en mi blog
    http://blogdeunamadredesesperada.blogspot.com.es/2013/02/versatile-blogger-again.html

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    1. Gracias por comentar wapísima! Y gracias por el premio!
      Sí, es curioso cómo en nada, en un momento, pasamos a ser "mamá de"... :-)

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  2. Buf, a mi también me parece vital mantener "la identidad propia" además de "la de madre." Creo, además, que si no la felicadad de uno y todo puede empezar a depender de los hijos, y eso puede hacer que se ponga inconscientemente responsabilidad y presión sobre ellos. Pero a mi tampoco me resulta tarea fácil. Un beso

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    1. tienes mucha razón...
      para mí tb es vital, básicamente pq hay el peligro que todo bascule alrededor de los peques, y perdamos la propia identidad y la identidad cómo pareja...
      Gracias por comentar!

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  3. Aún no estoy en esa etapa..

    Cómo siempre me encantan tus entradas...

    Besos señora

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  4. Pues fíjate que yo creo que a mí me ha pasado todo lo contrario y el día que nacieron mis hijos empecé a ser más yo. Y es que antes me dedicaba a hacer lo que se suponía que tenía que hacer a cada momento sin pensarlo demasiado, y cuando nacieron mis mellizos me planté y decidí hacer lo que a mí realmente me apetecía hacer. No veas que bien me ha venido mi baja maternal para replantearme mi vida :-)

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  5. Nunca lo había pensado y mis bebés son chiquitas todavía, pero desde ahora seré muy consciente de ser Paola, con mi identidad y mi personalidad, que incluye (pero no es exclusivamente) ser mamá de Andrea y Maria José.
    Gracias por este post; un beso desde México :)

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  6. Yo poco a poco vuelvo a ser yo, pero cuesta mucho...sobretodo cuando los peques son recién nacidos...solo eres mamá...no sólo te pasa a tí, somos muchas las que nos hemos sentido así :)
    Por cierto, te he otorgado un premio..aunque ya te lo deben haber dado antes. Igualmente un besote

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  7. Ay Núria, ya sabes que este tema es uno de los que me preocupan también, así que te debo un post de intercambio sobre el tema porque hay mucha cosa que reflexionar al respecto. Incluso te diría que aunque el embarazo es una etapa muy emocionante y en la que te tratan como una reina, ya empieza a pasar un poco. Dejas de ser X con tal o cual profesión para ser una embarazada a la que si cae Navidad o su cumpleaños por en medio le regalan mitones, bodys y cosas de bebé que, se agradece, pero no son regalos para una misma. Lo prometido es deuda, en cuanto mis mellizos me den dos segundos... :)

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