De la terrorífica saga de serie B “Yo tenía uncomedor” y “Yo tenía un armario”, lleva la secuela… “Yo tenía una nevera”.
La pobre protagonista es una sufrida nevera, que nos
había acompañado los últimos tiempos, ejerciendo sus funciones a la perfección
(léase mantener los alimentos frescos o congelados). Su aspecto exterior era blanco
inmaculado, roto únicamente por nuestra creciente colección de magnets,
llegados de los viajes propios y ajenos. Los teníamos concentrados únicamente
en una pequeña parte de su superficie, controlados…
Pero llegó el descontrol. Las mellizas también se
han apoderado de nuestra nevera. La cantidad de magnets es tal que una ya no
divisa ni de qué color es. Y… ¿qué aguantan los magnets? Dibujos… de las
mellizas. Menús del cole… de las mellizas. Horarios pediátricos… de las
mellizas. Magnets que son fotos de las propias mellizas. Magnets de sus dibujos
favoritos. ¿Y encima de la nevera? Colección de bichitos que eran unos helados.
¿Es necesario que tengamos veinte? Por suerte, la invasión aún no se ha
dedicado a vaciar la nevera de forma sistemática. Eso sí, ya llegan a los yogures.
¿Qué será lo próximo?
Jajajaja que bueno! La mia supuestamente es de acero pero tiene tantos imanes, dibujos y figuritas que le pasa como a la tuya. Se le intuye el color. Cosas de nuestros twins!! Un besote!
ResponderEliminarJajaja, que bueno! Lo que llegan a sufrir las neveras! Los míos (aunque no son gemelos pero lo hacen todo juntos) pasan de la parte de arriba, se van al congelador a buscar los helados!!!! Un beso!
ResponderEliminar¡Ay! Miedo me da el día que la bichilla me quiera customizar así la nevera.
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