Hace unos días os contaba la reunión que tuve con la
tutora de Estel. (Podéis leerlo aquí). Fue bien, pudimos hablar bastante de los
dibujos que hace, las letras, como juega y cómo aprende. Si este post se titula
Una de cal... y otra de arena, ya os podéis
imaginar que la reunión con la tutora de Ona fue absolutamente diferente.
Hace un mes ya le pregunté a la tutora como estaba
Ona, porque en casa llevaba una temporadita muy tozuda y con muchas rabietas
(más de lo normal, entendedme, en este tiempo ya hemos descubierto que tiene un
carácter fuerte, que es muy tozuda y cabezota. Y no lo digo sin ningún tipo de
intención de calificación. Es como yo, en eso nos parecemos muchísimo). Por eso
remarco que llevaba una temporada especialmente dura, y por eso le comenté a la
tutora. Me dijo que en la escuela no lo estaba especialmente.
Pero claro, se ve que primero pasó la temporada en
casa y ahora lo está pasando en la escuela. Sólo entrar en clase, y con aquella
franqueza y sinceridad, la tutora ya nos comentó que Ona estaba especialmente
"terrible". Que generalmente está bien, pero que cuando se tuerce, la
cosa se complica y se enfada mucho con todos. Me sabe mal porque buena parte de
la reunión estuvimos analizando qué podía pasarle, cómo teníamos que trabajar
juntos y cómo podíamos ayudarla de la mejor manera. Las otras cosas, también
importantes, sobre el aprendizaje y el día a día en la escuela quedaron más en
un segundo plano. Y como dice la tutora, es una niña muy lista, encantadora,
que le gusta mucho jugar con los otros niños y sobre todo, está entusiasmada
con las letras y los números. Y le encanta pintar. Pero Ona lleva una temporada
que grita mucho, quiere salirse siempre con la suya, no respeta las cosas de
los demás ni las actividades de sus compañeros y se impone por la fuerza. Y sí,
a veces dando golpes y patadas. Poco a poco también debe entender que no tiene
que ser siempre la primera, o ser la encargada siempre de las pequeñas cosas,
que debe dejar que también los demás tengan la iniciativa.
"Ha pasado algo que pueda estar más celosa (de Estel,
entiendo)?", nos pide la tutora ... No, no ha habido nada especial.
Intentamos que no haya diferencias entre hermanas, tratamos de tener tiempo
para ambas y también a nivel individual.
"En casa también está contenta y de golpe, sin
que pase aparentemente nada, ¿se bloquea y reacciona con estas rabietas?".
Sí, es lo que pasa algunas veces. Estamos jugando tranquilamente y de golpe,
algo se le gira y no hay manera ni de calmarla ni razonar con ella. No se le
puede explicar nada.
Así que hablamos de la mejor manera de actuar y
responder a estas situaciones. Ona sabe perfectamente que no ha hecho las cosas
del todo bien, porque cuando le dices algo se tapa los oídos y sencillamente
dice: "No te escucho. No te quiero escuchar”. Los niños son muy listos, y
como sabe que hemos estado con su tutora, no para de preguntar de qué hemos
hablado. Le explico y me mira. Me dice que no le gusta hacer estas cosas, pero
que a veces se enfada.
Así que tenemos trabajo extra. Estos días y semanas
haremos un seguimiento diario y estaremos muy atentos a las actitudes de Ona.
Seguro que aunque sea una terca-muy tozuda (como su madre, esta que os
escribe), será una etapa que, como todo, pasaremos. Y una vez pasada, llegará
otra.
¿Habéis pasado
por esta etapa? ¡Se aceptan ideas, sugerencias y argumentos! :-) Y como habéis
podido comprobar, ay del que me diga que las gemelas son "iguales”...
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