Hace unos días, me quedé enganchada a un reportaje sobre el Ironman de
Cairns, en Australia. No es que sea muy fan de estas pruebas, pero es que Cairns nos
maravilló, y por un momento, fue cómo volver a viajar a este maravilloso punto
del planeta. Total, que allí estaba yo, viendo a esos deportistas profesionales
y otros amateur, pedaleando una bestialidad de kilómetros, nadando a mar
abierto durante una hora o más y corriendo no-sé-cuantas millas por las
calles y los paseos. Y pensando cómo eran capaces de aguantar ese esfuerzo
titánico, por el cual entrenan a diario con el objetivo, la mayoría, de
simplemente llegar a la meta y superarse a sí mismos.
Y no seré nada original cuando me di cuenta que yo tenía mi propio Ironman.
O Ironwoman. O Ironmom, con el juego de palabras que más de uno ha usado,
seguramente. Ya no hablo del reto anual, sino únicamente de mi Iron-mom de
vacaciones, de verano. Y no, no hablo únicamente de conciliar las 12 semanas de vacaciones
de las mellizas con nuestras 4 semanas de vacaciones (y sé que somos
afortunados). Ahí va, por encima...
Mes de julio: Casal de verano de 9 a 15, pero tienen que llevan la comida
en un tupper. Competición para tener preparado todo a las 8.30h para poder
coger el autobús y llevarlas a tiempo. Cada día tienen que llevar cosas diferentes
(que si juegos de agua, excursión, actividades diversas…). Entrenamiento mental
requerido para acordarte cada día de lo que tienen que llevar y no olvidarte
nada. Dejarlas a las 9h, salir corriendo para el trabajo. Terminar de trabajar
a las 14.30h. Salir corriendo a buscarlas (ya llevo dos carreras). Comer
rápido-rápido, que a las 16.30h vuelves a estar delante del ordenador en la
redacción.
Vacaciones: ya hablaré otro día de esto, pero cada vez me cuesta más desconectar
y coger el ritmo de vacaciones. De nuestro ritmo habitual a estar los 4 juntos,
24 horas al día, supone un ejercicio importante.
Playa: pasarse la
mañana y la tarde jugando a palas, nadando, haciendo volteretas en el agua,
verticales en el agua, haciendo castillos de arena y miles de barreras y
construcciones, hacer volar cometas, cazar pelotas en el agua… Descubrir el
bodyboard. Coger la bicicleta y hacerse el paseo, arriba y abajo. Abajo y
arriba. No hay Ironman que lo resista.
Montaña: Sube piedras.
Baja piedras. Excursión de 5 horas, al lado de un río, con unos desniveles
importantes. Ahora me adelanto. Ahora tiro para atrás. ¿Qué hay una mesa de
ping-pong? Cada mañana quieren montar campeonatos. ¿Qué hay unas cintas de esas
para saltar como saltamontes? Vamos a probarlo. ¿Unas pelotas gigantes dentro
del agua? Vamos dentro. ¿Caminos para bici de montaña? ¿Quién se resistiría?
Casal de agosto (diferente al de julio. Van por primera vez. Riego máximo):
Incluye también el pack “ten en cuenta cada día lo que tienen que llevar en la
mochila y sobretodo no te equivoques”. La primera semana muy bien. O eso
parecía. Dicen que no les gusta, y cada mañana tenemos lágrimas des de que se
levantan hasta que las dejo. Las Iron-mom tenemos que hacer frente también a un
duro entrenamiento psicológico. Llego al trabajo agotada.
Y nos queda una semanita de vacaciones, dónde nuestro hit será hacer canoa
en el río.
Creo que mi Iron-mom de vacaciones (y seguro que el vuestro) podría
formar parte del circuito internacional. ¿Verdad?