Beso: acción de besar
Besar: Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, “tocar u oprimir con un movimiento de labios, a impulso del
amor o del deseo o en señal de amistad o reverencia”.
Tengo
42 años. A día de hoy, hay gente a quien no quiero besar, que me repulsa, no
tengo ningún afecto o me parece estúpido tener que hacerlo por algún tipo de
convención social (para eso doy la mano, y depende de a quién, saludo con la cabeza y listo). He aprendido que hay besos de circunstancias,
de cordialidad, de amor, de amistad, apasionados, de familia... besos que son caricias,
un ‘hola’, declaraciones de intenciones, un ‘qué ganas de verte’ o un ‘te he
echado de menos’. Pero hay algo que tengo muy claro. Yo decido si los doy o no.
Hace
mucho tiempo que aprendí que hacerse mayor era sinónimo de saber, poder y decir
NO cuando queremos decir NO. Yo no beso a alguien que me caiga fatal, a alguien
que no me guste o a alguien que no quiera.
Entonces…
¿Por qué a veces obligamos a los pequeños a que lo hagan? Reconozco que alguna
vez he insistido a las pequeñas que dieran un beso a alguien (básicamente de la
familia) para despedirse, o porque me sabe mal. Pero cada vez lo hago menos. Cuando ellas quieren dan
los besos que quieren. Y cuando no, pues no. Y, ¿sabéis qué? Las mellizas dan
muchos besos. A quién quieren y cuando quieren. Porque de convencionalismos,
tenemos tiempo para aprenderlos todos. Y no se aceptan chantajes.
Con
este post quiero defender también los #besoslibres, que Bea Mamá de Dos ha
iniciado en su blog. Allí encontraréis el link a otros blogs que se han unido a la iniciativa. Y os recomiendo un post de Pilar Martínez sobre el tema: ¿Por qué no hay que obligar a los niños a dar besos?