Tengo que reconocer que los dos primeros veranos con las pequeñas, aunque
nos gusta mucho la playa, no la disfrutábamos demasiado. Bajar a la playa con
infraestructura de gemelos no es fácil y nada relajante. Casi que preferíamos
la piscina. Cuando las niñas ya fueron un poco mayores empezamos a volver a
encontrarle el gusto, y sobre todo, a recuperar los juegos que los padres
habíamos disfrutado de pequeños.
Este año las pequeñas no sólo han disfrutado como locas de juegos en la
arena, con las palas y las pelotas, sino que ya no hay manera de sacarlas del
agua. A Ona le encanta jugar con las olas, porque sabe que su nombre viene
precisamente de ellas, del amor al mar que tienen sus padres. Las pequeñas han
pasado muchísimas ratos jugando a la orilla del mar, haciendo castillos
imposibles y torres y agujeros en la arena. Pero sobre todo, dentro del agua. Y
no había manera de arrancarlas de la playa.
Y este año se ha potenciado aquella frase que seguro que todos conocéis
muy bien: "Mama, ¿has visto lo que he hecho? ¿Sí? Pues vuelve a mirar, ya
verás lo que haré ahora”. Mientras tanto, mi marido, las mira sentado en la
silla bajo el parasol. "Cuando era pequeño, nunca había entendido que los padres
estaban aquí en lugar de estar jugando a pleno sol", me cuenta.
"Ahora sí que lo entiendo..., se está en la gloria". Y nos miramos y
reímos, el tiempo justo para que una de las pequeñas nos vuelva a llamar la
atención.
No me extraña que disfruten tanto ¡yo también tengo ganas de hacer las maletas y plantarme el miércoles en la playa! A ver quien logra sacarme a mí del agua...
ResponderEliminarAaaaah! Eso es vida! Cómo se lo pasan Estel y Ona en la playa. Es que es un lugar ideal para niños :D
ResponderEliminarGracias por hacerme reir un ratito con tus princesas. Yo aun estoy en el proceso de atrevernos a hacer muchas cosas pero de momento no nos atrevemos. Tienes tanta razon cuando dices que es complicado moverse con dos gemelos! Si me permites me quedo por aqui. Mil gracias!
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