No hay nada que
haya fascinado tanto a las gemelas como los primeros dientes que han caído. Ona
fue la primera, dos en verano. Estel tuvo que esperar, ansiosa y con celos,
hasta octubre. Estaba emocionada y asustada. Su hermana, con aire de
suficiencia y con esa actitud de "yo ya sé de qué va todo esto", le
decía que no se preocupara, que no le haría ningún daño. Y que luego, por la
noche, poniendo el diente debajo de la almohada, vendría un angelito a dejarle
un regalo. Ya estuvo liada, y empezó la discusión.
"A mí no me
vendrá un angelito, vendrá un ratón".
"Pues a mí me
vino un angelito".
"¡Es un ratón
que se llama Pérez, me lo ha dicho Laia!"
Los dientes de
leche se ponen debajo de la almohada y a la mañana siguiente desaparecen. Por lo que leo, el angelito de
los dientes es un mito popular catalán destinado a tranquilizar los niños. Una
tradición que se hace en muchos otros países. Es de hecho una tradición
prácticamente universal. En España y en los países latinoamericanos, está el
Ratoncito Pérez. En Francia, también es un ratoncito (la petite souris) y en
los países anglosajones, la Tooth Fairy (el hada de los dientes). Busco esta
información, les explico y ellas mismas cierran fácilmente la discusión:
"Da igual si
es un ratón o un angelito. ¿Verdad que igualmente te deja un regalito, mamá?
"
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