Tengo la
sensación de que escribo este artículo cuando todo el mundo ya ha hablado del
inicio de curso. Pero hasta hoy, segundo día de escuela, no me he atrevido del
todo a hacer balance. Todo el mundo me preguntaba si ya tenía ganas (yo) que
las niñas comenzaran el curso y sobre todo, si ellas tenían ganas. Yo tenía
ganas porque de alguna manera significa volver a la rutina de toda la familia,
con nuestros horarios de trabajo, y los suyos de la escuela. Además, yo me
había incorporado al trabajo el 12 de agosto, de modo que hemos hecho diez mil
combinaciones posibles para que las niñas pasaran estas semanas de agosto bien
cuidadas (ay, el gran tema de la conciliación). Y las niñas ni siquiera han
hablado de si tenían ganas de ir a la escuela o no. Este verano lo han pasado
tan bien, ha sido tan variado y han hecho tantas cosas que sufría un poco
pensando que harían un drama de volver a la escuela (porque es verdad que estas
dos pequeñas a veces tienen unas reacciones muy extrañas, cosas que piensas que
les encantarán se ponen a llorar y al revés). Una semana antes de empezar les explicamos
quiénes serían sus maestras, y estuvieron muy contentas. Ya las conocían, por
lo que esto hace la reentrada un poco más fácil.
Jueves, 12 de
septiembre. Primer día. Como la escuela inaugura un nuevo edificio, por motivos
de trabajo me puedo escapar y por lo tanto, puedo acompañar las niñas en la
clase el primer día. Sufro hasta el último momento, porque no sé si es la mejor
opción, porque a veces hacen más drama que otra cosa. Pero a mí me hace mucha
ilusión y ellas están muy contentas. Ona tiene un momento de ponerse a llorar,
pero se le pasa muy rápido. Cuando las voy a buscar por la tarde, están muuuy
contentas y me cuentan todo lo que han hecho, con quién han jugado, etc.... Todos
los compañeros están muy felices de reencontrarse, de modo que al salir de
clase vamos todos al parque y jugamos un rato más.
Viernes, 13 de
septiembre. La prueba de fuego, porque quizás el primer día va muy bien y al
segundo la cosa se tuerce. Ningún problema por la mañana. Salen de nuevo radiantes de la escuela.
Emocionadas y felices.
Y en cuestión
de un día, el hecho de que se hayan hecho muy mayores, se ha hecho oficial. No
sé cómo explicaros esto. Incluso nosotros notábamos que este verano, Ona y
Estel habían crecido mucho (y eso que teóricamente en casa no lo notas tanto,
siempre lo ven los de fuera, estas cosas). No sólo habían dado un buen tirón,
sino que sus conversaciones, razonamientos, lógica... son ahora mucho más
" llenas" y complejas. Ya no es que todo el mundo te comente... ellas
también lo han decidido. Desde hace dos días, su actitud es diferente:
"Ahora somos de P5 “, dicen. Y este "Ahora somos P5 “, lo aplican a
muchas cosas. Se han hecho mayores, y por un lado me cae la baba, y por otro,
me pregunto dónde están aquellas niñas pequeñitas... y de rebote, entiendo a la
perfección aquella frase de " el tiempo pasa volando”.
Es cierto, el tiempo pasa volando Nuia. Mis mellizos tambien han empezado el cole de los mayores de la mejor manera. Felices y despidiendose de mi con un "te quiero mami, hasta luego". Ni que decir que la baba se me caia a raudales. Un beso!
ResponderEliminarMaravilloso ¿verdad? Hace nada bebés adictos al biberón o la teta.... y ahora te dicen "soy de P5" es un SOY MAYOR... y no saben que les queda la vida por delante... :)
ResponderEliminarMe has emocionado con este post
un beso
y sí... el tiempo vuela (lagrimas fuera!!)