El otro día, ordenando papeles, encontré esta foto. Soy yo, de pequeña, creo que en el Tibidabo (el parque de atracciones de Barcelona). Agarro el volante del coche como hacen mis hijas. Moviéndolo apasionadamente, convencida de que mis movimientos pueden hacer cambiar la dirección marcada por el trazado. Y salir volando y encontrarme con un dragón en el cielo...
Ahora, cuando las veo a las dos subidas en el coche de bomberos o una furgoneta con material de surf en el techo, me pregunto cómo puede ser que les guste tanto dar vueltas y vueltas al mismo circuito. La primera vez que subieron las grabé en vídeo 4 minutos y 20 segundos de vueltas. Siempre iguales. Acabé absolutamente mareada. ¿Qué les apasiona tanto?
Los adultos no deberíamos olvidar tan rápidamente y buscar el niño que llevamos dentro. Seguro que disfrutaríamos la vida de una manera diferente, encontrando alicientes en las cosas más sencillas.
Yo también lo pasaba genial con esta atracción. Admito que lo que mas me gustaba era saludar a mis padres jeje
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