Ya ha pasado todo la vorágine, pero quiero empezar el año con algo que me ha preocupado un poco, bastante, de los Reyes Magos de este año.
¿Recordáis a Arnold Schwarzenegger en Un padre en apuros? Sí, sí, cuando se vuelve un poco loco buscando el regalo que su hijo ha pedido para Navidad y está agotado en todas las tiendas. Las mellizas tienen siete años y hasta este año nunca me había preocupado si algo de lo que pedían las peques los Reyes no lo encontraban. Pues este año he sido peor que Arnie, lo reconozco. ¿Cuál era mi objeto del deseo? El disfraz de Leia. Mi intento por pasar la pasión por Star Wars a la nueva generación me ha pasado factura. Las peques ya habían visto la trilogía original pero hace unos meses volví a prepararlas para el capítulo 7. Una de les peques tenía claro que iba a pedir a los Reyes el disfraz de Darth Vader. Pero la otra hasta unos días antes de Navidad no insistió que lo que realmente quería era el disfraz de Leia.
Y saltaron todas las alarmas. No lo encontraba en ninguna parte. Estaba agotado, sin existencias. Así que después de buscarlo en Internet, en tiendas físicas, debajo de las piedras y mirar mil formas de hacerlo por mi cuenta... decidí que no iba a ser posible. Y que la peque entendería (o eso quería creerme), que muchos niños habían pedido cosas de Star Wars y no había tantos disfraces para tantos niños. Pero claro... una de las mellizas tendría su disfraz y la otra no. Esto es otro elemento que lo hace todo diferente.
Pero en mi último intento desesperado jugué la carta Episodio 7. Los Reyes cambiaron a Leia por Rey. Y las peques vieron la película. Y les encantó. Y Rey triunfó. Esto no es una crítica cinematográfica, no entraré en las cosas que me gustaron y no de la nueva entrega. Pero la nueva generación ha entrado en el universo, pero nunca olvidaremos a la princesa que se enfrentó a Darth Vader. Leia siempre será Leia. Pero ahora, la luz y el lado oscuro chocan en mi comedor.
Salió bien. Pero a mí me ha dado mucho que pensar. ¿Nos volvemos locos? ¿Me volví loca buscando desesperamente un disfraz? No era el único regalo que la niña iba a tener... ¿por qué lo busqué por todas partes?
El día de la Cabalgata tuve la respuesta. Estaba trabajando, haciendo la retransmisión de la llegada de los Reyes Magos. Y me encantó su discurso. El momento que explicaron a los niños que en su viaje habían visto muchas guerras. Les pedían que al hacerse mayores, trabajaran por un mundo más justo y sin guerras. Y le insistieron en los verbos más importantes para el 2016: AMAR, ABRAZAR, SONREÍR, APRENDER COSAS NUEVAS, SOÑAR, LEER Y DAR MUCHOS BESOS.
¡Qué sabios son los Reyes!
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