Estel, a la izquierda, nuestra campesina particular. Ona escogió dar una vuelta en bici, bien equipada |
Este año, este P4, estamos absolutamente entretenidos. En la escuela
funcionamos por proyectos, y al inicio de curso, la clase de Ona eligió el
proyecto de Las Olimpiadas. Y en la de Estel, son los campesinos. Más
diferentes no podían ser.
Ona se conoce todos los deportes, ha ido a ver esgrima, tenis de mesa,
baloncesto en silla de ruedas... se ha convertido en nuestra experta
deportista, y cuando hemos podido, hemos ido a ver baloncesto y waterpolo. Y
ahora, todos los padres de la clase, para participar aún más en el proyecto de
los niños, estamos organizando unas Olimpiadas de cara a final de curso. Ya
tenemos 6 comisiones en marcha y pronto volvemos a tener reunión.
En la clase de Estel han plantado en el huerto, han regado plantas, han
cocinado diferentes verduras en el aula, y han visto muchos animales de la
granja. En la clase ha habido gallinas, perros, han ido al huerto del abuelo de
uno de los niños de la clase y allí han visto más caballos, vacas y corderos.
Por nuestra cuenta queremos ir también a una granja, a ver como hacen quesos.
Menos mal que no me ha pedido tener una vaca en casa...
Lo que más me gusta de la escuela es la implicación de toda la comunidad
en los proyectos de cada una de las clases. Lo que más me gusta de los dos
proyectos es que son tan diferentes y que Ona y Estel se explican la una a la
otra las cosas que van aprendiendo. Y comparten sus conocimientos. Todos
nuestros centros de interés este curso giran alrededor de sus dos proyectos y
ellas están contentas y orgullosas de explicarnos cosas. ¡Y es fascinante la
cantidad de cosas que aprenden! El año pasado tenía una ratoncita y una
hormiga. Este año, una campesina y una olímpica. Y sobre todo, dos niñas con
ganas de aprender muchas cosas y descubrir el mundo que las rodea. Y eso sí que
no tiene precio.
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