Estamos a las puertas de Sant Jordi. Las niñas ya hace días que lo viven
intensamente en la escuela. Esta semana han podido llevar disfraces de
princesas y caballeros. Incluso dragones tenemos en las aulas.
Y por mucho que a Ona y a Estel les encante vestirse de princesa, y
pintarse coronas en la cara... también les gusta cambiar de rol. De modo que,
como me ha explicado Estel esta tarde, ha dejado de ser la princesa y ha sido
una caballera muy valiente. Jugaban todos los niños de la clase y "yo era
una caballera que leía muchos cuentos en lugar de pelear con el dragón".
Al anochecer, mientras jugábamos, me ha pedido que le hiciera un dragón con
piezas de Lego. No sabía demasiado cómo lograrlo. Tengo que confesar que no soy
nada habilidosa. Pero nos ha quedado una dragona bonita, ¿verdad? Y aunque
saque fuego por la boca, no os asustéis. ¡Es muy simpática!
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