Ay hijo, sabes, sabes
de dónde vienes?
(…)
De tantos sitios vienes,
del agua y de la tierra,
del fuego y de la nieve,
de tan lejos caminas
hacia nosotros dos,
desde el amor terrible
que nos ha encadenado,
que queremos saber
cómo eres, qué nos dices,
porque tú sabes más
del mundo que te dimos.”
Pablo Neruda. 1904-1973
El día que fui madre perdí definitivamente el miedo a amar demasiado y empecé a temer no saber demostrarlo lo suficiente. Dos puntitos en una ecografía se convirtieron en esas dos personitas que desde hace nueve meses marcan mi camino y presiden mis sueños. Tres corazones que latían al unísono dentro del mismo cuerpo son ahora tres cuerpos que al caer la noche se buscan para fundirse en un inmenso abrazo.
En la quietud de la noche cierro los ojos y escucho su respiración. Su fragilidad me enternece, me fascina y me atemoriza al mismo tiempo. No saben leer, ni hablar, ni andar y apenas se mantienen sentados pero me han enseñado más sobre la vida que todas las personas que había conocido hasta ahora.
Les ofrezco mi pecho y al tiempo de nutrir su cuerpo alimentan también mi alma en una simbiosis perfecta. Respiro hondo. Ellos huelen a mí y yo huelo a ellos, o más bien olemos a nosotros, esa triada indestructible que forjó la naturaleza a lo largo de 35 semanas.
Un cordón umbilical invisible nos mantiene indisolublemente unidos, no sabría decir donde empiezan ellos y donde acabo yo, y viceversa. Ella es independiente y luchadora como yo, curiosa como su hermano y tozuda como ella sola. Él es cariñoso y dormilón como yo, juguetón como su hermana y sociable como él solo. Y yo soy una mezcla de todas esas cosas, y muchas otras cosas que ellos no son. Juntos nos parecemos, nos diferenciamos y nos complementamos al mismo tiempo.
Mucha gente me pregunta como es ser multimadre. Ser multimadre es la angustia de oírles llorar a la vez y no saber a cuál atender primero. Es el privilegio de despertarme rodeada de dos sonrisas y de cuatro ojos que me observan con admiración. Es el temor a no saber repartir mi atención entre los dos de forma equitativa. La ternura de ver cómo descubren el mundo juntos y a la vez se descubren el uno al otro. El reto de encontrar un rato cada día para que puedan disfrutar de mí en exclusiva. La tranquilidad de saber que siempre se tendrán el uno al otro. La inmensa responsabilidad de satisfacer las necesidades de dos bebés al mismo tiempo. La suerte de tener dos cuerpos a los que poder abrazar a la vez y cuatro brazos rodeando mi cuello.
Sí, todo eso y mucho más es ser multimadre, aunque si tuviera que resumirlo en tres palabras simplemente lo definiría como amor al cuadrado. Un amor intenso, exigente, a veces agotador pero decididamente maravilloso.
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Este post es mi homenaje al primer aniversario del blog La Invasión Twin. Cuando Nuria, mamá bloguera de mellizas y periodista de profesión, me propuso participar me hizo tanta ilusión que hubiese pensado en mí que quise preparar algo especial, un post muy personal con un tono muy distinto al que utilizo habitualmente. Y creo que lo he conseguido porque este post no habla sobre la crianza de múltiples, sino de sentimientos, de mis sentimientos como madre, y estoy segura de que muchas madres -multimadres o no- se sentirán identificadas con lo que he escrito.
Por cierto la foto es mía, son los piececitos de mis hijos. Intenté hacer una fotografía más artística pero se mueven demasiado como para andarse con florituras.
Y en cuanto al poema, aquí podéis leerlo entero.
Entradas relacionadas:
Post y foto de Somos múltiples
Blog: http://somosmultiples.wordpress.com/
Twitter: @SomosMultiples
Twitter: @SomosMultiples
Precioso!! Me he sentido tan identificada que se me caían las lágrimas. Gracias!
ResponderEliminarno se puede definir mejor!! hasta me he emocionado...precioso*
ResponderEliminarQue bonito! La verdad es que me ha hecho pensar mucho
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios, y a Nuria por darme la oportunidad de colaborar en su blog.
ResponderEliminarTengo los ojos llenos de lagrimas! Es una experiencia incomparable!! Tener dos pedacitos de ti es lo mejor que puede haber! Felicidades a todas las mamitas que tenemos la fortuna de vivir con gemelos!
ResponderEliminarCuesta escribir con los ojos llorosos...Hacía tiempo que no leía algo tan bonito, sincero y con lo que me siento muy identificada. No solo somos mamis, somos supermamis.
ResponderEliminarLo que más me duele, no poder darles el tiempo que necesitan individualmente, pero compensa por cada minuto que se miran, sonríen y parlotean!
Son especiales, y no hacen especiales a los papis y mamis.
Es precioso!
ResponderEliminarA mí también se me han escapado unas cuantas lagrimillas.
Un beso