Para Ona y Estel es LA tradición de Navidad con diferencia. Quieren al
Tió con locura. Una vez ha "cagado", nuestro Tió se va a vivir a las
montañas, donde no hace tanto calor y tiene árboles para vivir en medio del
bosque. Hace un par de semanas apareció justamente en el bosque, y aunque el
grito inicial de alegría al encontrarlo (porque en verano cuando caminamos por
los bosques lo buscamos desesperadamente y no lo encontramos nunca), de golpe Ona
se puso muy seria y medio llorosa dijo que ese no era nuestro Tió. Dijo que no
le quería y durante un buen rato estuvo callada. Con la ayuda de Estel lo subimos a casa y vimos que tenía una
grieta en la corteza, y que era el nuestro. Finalmente Ona lo reconoció y lo
abrazó (buffff, qué sufrimiento sólo de
pensar que nos hubiéramos tenido que
inventar). Ahora le damos la cena cada noche ... en espera de la Nochebuena.
El viaje del Tió (un artículo donde encontraréis un poco más de historia
sobre la tradición)
Los mios tambien adoran al Tió. Se pasan el día dejándole galletas, fruta, cualquier cosa que ellos comen acaban dejándole un pedacito al Tió. Qué penita que se nos hagan mayores tan rápido...
ResponderEliminarME ENCANTA ESTA TRADICION! Me parece de lo más tierno que hay
ResponderEliminarbesos bella