A veces, cuando todo parece que va mal, cuando la presión nos puede y las circunstancias no ayudan demasiado, hay pequeñas cosas que nos hacen respirar. Momentos que nos ayudan a tomar aire y a salir adelante. Y es entonces cuando el sonido de las olas nos hace tener un momento de paz. Y las pequeñas, gritando emocionadas mientras juegan a cazarlas, te arrancan una sonrisa.
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